Por una vez, pones la ilusión en algo
en lo que puedes y debes creer,
sabiendo que será duradero,
pensando que nada lo podrá vencer
porque has luchado en contra de todo
para que lo tuyo se pueda mantener
allí donde tú quieres, donde merece,
allá en lo alto, donde más se ve.
Y de pronto, la sombra de la sospecha
se acerca sigilosamente a ti,
trayendo consigo la maldita flecha
que todo empeño podrá destruir.
Y la amarga pena acecha
rodeada de soledad
por la ilusión perdida, muerta al
no poderlo imaginar...
¿Y quién te mando poner
esa ilusión en la amistad?
¿No dijiste una vez "nunca"?
¿No gritaste al cielo "jamás"?
¿Por qué bajaste la defensa?
Y las armas ¿dónde están?
¿No dijiste que vencerías?
¡No la ibas a necesitar!
Sabiendo que todo eso podría
un día cualquiera acabar,
¿por qué fingiste ignorarlo?
¿No pecaste de ingenuidad?
Tú que siempre estabas soñando
con ese utópico ideal,
creías haberlo encontrado.
¿Lo hiciste? ¿Encontraste lealtad?
Date siempre, date, date
sin esperar nunca nada, sin pensar
que los demás puedan ser
como tú no eres, ¡tonta sentimental!
¿Que la amistad eterna existe?
¿La de películas y tal?
¿Aquella que siempre ideabas
a la tenue luz de un portal?
Aquella murió ya hace tiempo
con el fruto primaveral
de la infancia ingenua, del deseo
de lo mejor al empezar...
Aquella vivió sólo un día
en el corazón de mazapán
de unas inocentes niñas
que no conocían aún lo fatal.
Conmovida por el sentimentalismo
y el magno miedo de olvidar,
siguió creciendo en tu mente
el platónico y bello ídolo otoñal.
Sonríele al fantástico mundo,
ése que te enseña a madurar.
Dale las gracias y un abrazo
porque te ayudará a fracasar
en el intento desesperado
de sobrevivir en tu ilusión.
Dale las gracias, expía el pecado
de maldecirlo con efusión.
Haz penitencia, ¡que no es tan malo!,
llora rabiando, implora perdón.
Aguanta, sé fuerte o muere sin fe.
O él o él: siempre tiene la razón.
Tienes que hacer de tripas sangre
y de ésta, un duro corazón.
1/3/88.
Publicar un comentario
Gracias por comentar :-)